– Lavar bien las manos Antes de manipular alimentos, lávate las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos. Esto ayuda a evitar la transferencia de bacterias a los alimentos.
Lavar la lechuga correctamente Aunque no elimine todas las bacterias, lavar la lechuga bajo agua corriente ayuda a reducir la cantidad de patógenos. Usa un cepillo suave si es necesario.
Usar un desinfectante de alimentos Además de lavar con agua, puedes usar un desinfectante específico para vegetales, disponible en tiendas de productos alimenticios. Este ayuda a eliminar bacterias como E. coli.
Cocinar cuando sea posible Si no estás seguro de la seguridad de la lechuga, considera cocinarla o usarla en sopas o guisos, ya que el calor mata las bacterias.
Evitar la contaminación cruzada Utiliza tablas de cortar y utensilios separados para carnes crudas y vegetales. Esto previene que las bacterias de carnes contaminadas lleguen a los vegetales.
Refrigerar la lechuga inmediatamente Mantén la lechuga refrigerada a temperaturas adecuadas (por debajo de 5°C) para ralentizar el crecimiento bacteriano. No dejes la lechuga fuera del refrigerador por largos períodos.
Comprar productos frescos y confiables Opta por lechuga de fuentes confiables y evita productos que estén dañados o con signos de deterioro, ya que las bacterias pueden proliferar en lugares húmedos.